15 mayo 2012

Miles de españoles convierten sus pisos en capillas para no pagar el IBI

La Iglesia se niega a bendecirles las hostias 

Casi veinte mil familias españolas en apuros económicos, muchas de ellas con escasa convicción católica o incluso ateas, han encontrado un resquicio legal para no pagar el impuesto de contribución de bienes inmuebles, el temido IBI, cuyo importe podría suponerles un coste medio de 500 euros anuales por vivienda. 




Para acogerse a la ley de Mecenazgo de 2002, que dispensa del pago de ese impuesto a todos aquellos lugares de culto católico, tales como Iglesias, conventos, santuarios, capillas, oficinas parroquiales, etc, muchos ciudadanos han convertido su salón comedor en una modesta capilla y han acrecentado su fervor religioso hasta el punto de expresarse por medio de parábolas y frases bíblicas cuyo trasfondo, como es preceptivo, siempre suele ser sexual o tremendista. 

La Iglesia ya ha advertido que no reconocerá ninguna de esas instalaciones mientras no las administre un sacerdote debidamente ordenado por un cardenal, aunque la Inspección de Hacienda ya ha declarado que las capillas de los pisos cumplen todos los requisitos para ser consideradas como tales, pues invitan al recogimiento, tranquilizan al ciudadano ante la creencia de un ser extraterrestre que les protege mediante telepatía y rayos, y disponen de imágenes de hombres semidesnudos recibiendo latigazos o atravesados por clavos. 

Al parecer, muchas de estas capillas son tan confortables que algunos visitantes están empezando a dejar pequeñas propinas para ayudar a la familia. La Conferencia Episcopal Española, indignada, califica esas propinas como limosnas y, por lo tanto, las considera suyas, y exigirá ante el tribunal de Estrasburgo su cobro inmediato o, al menos, de la entrega del diezmo. 




Rouco Varela, amenazó, además con una gran lengua de fuego que entraría por la cocina del piso-capilla y arrasaría todo lo que encontrase a su paso, incluyendo mobiliario, inquilinos y mascotas, hasta llegar al salón comedor y desintegrar la capilla propiamente dicha. 

El Vaticano ha dicho que Benedicto XVI ve con cariño y comprensión la idea española pero también ha prometido otra lengua de fuego si insisten en no pagar el diezmo... 



Por cortesía de:

MHUEL Movimiento Hacia Un Estado Laico 
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Ilustraciones: www.e-faro.info y Manel Fontdevilla

04 mayo 2012

Un sindiós

Todo este programa reformador de gran calado no puede ponerse en marcha sin mentir 

Desde que los ministros de Rajoy, en especial Montoro y Ana Mato, decidieron explicar didácticamente los porqués de la demolición del Estado, entendemos las cosas mucho mejor. He aquí un resumen, claro como el agua, de sus argumentos: 

Se pone precio a la sanidad para que continúe siendo gratuita y se expulsa de ella a determinados colectivos para que siga siendo universal. 



Se liquidan las leyes laborales para salvaguardar los derechos de los trabajadores y se penaliza al jubilado y al enfermo para proteger a los colectivos más vulnerables. 



En cuanto a la educación, ponemos las tasas universitarias por las nubes para defender la igualdad de oportunidades y estimulamos su privatización para que continúe siendo pública. 



No es todo, ya que al objeto de mantener el orden público amnistiamos a los delincuentes grandes, ofrecemos salidas fiscales a los defraudadores ambiciosos y metemos cuatro años en la cárcel al que rompa una farola.



Todo este programa reformador de gran calado no puede ponerse en marcha sin mentir, de modo que mentimos, sí, pero al modo de los novelistas: para que la verdad resplandezca. Dentro de esta lógica implacable, huimos de los periodistas para dar la cara y convocamos ruedas de prensa sin turno de preguntas para responder a todo. 

Nadie que tenga un poco de buena voluntad pondrá en duda por tanto que hemos autorizado la subida del gas y de la luz a fin de que resulten más baratos y que obedecemos sin rechistar a Merkel para no perder soberanía. 



A no tardar mucho, quizá dispongamos que los aviones salgan con más retraso para que lleguen puntuales. Convencidos de que el derecho a la información es sagrado en toda democracia que se precie, vamos a tomar RTVE al asalto para mantener la pluralidad informativa. 

A nadie extrañe que para garantizar la libertad, tengamos que suprimir las libertades.